12 mayo 2008

URUBAMBA El rio de los sueños del Imperio












Amaneció en el Valle Sagrado. Los Incas, establecieron aquí su imperio fundaron sus credenciales y adoraciones en toda su cultura se adivinan el sol y luna. Desde Pisaq hasta Machu picchu. El profundo tajo que la naturaleza le ha dado al altiplano, convirtiendo este valle en mágico.

Nos tocaba levantarnos temprano, teníamos que pillar el tren a las 7 h. de la mañana en Ollataytambo, había que rodar por la carretera unos veinte kilómetros hasta la estación del tren, allí descubrimos un pueblo sin evolucionar, viviendo a expensas de los turistas que toman el tren.

Estos pueblos del valles, todos tienen el mismo patrón, el fenómeno machu picchu, a arrastrado a miles y miles de turistas diarios a realizar el camino del Inca moderno, de esta manera han ido creciendo en oportunidades y se manifiestan como verdaderos centros comerciales de “chucherias” de esta cultura o fenómeno.

El Perurail se fundó en los años 30, después de que el Inglés Beikcman descubriera el imperio Inca en 1904, se creó con definición de explotaciones, hay tres tipos de trenes. De lujo, para los mochileros y para el pueblo. En la estación suelen ser muy puntuales, tuvimos la suerte de poder pillar el primer asiento que te da toda la panorámica de la vía y el paisaje

Su andar sereno, en medio del valle, nos fue abriendo ventanas de autentico espectáculo natural, las paredes de los cerros de inclinan hacia lo perpendicular a medidas que nos adentramos en el corazón y nacimiento del amazonas. Los animales cruzan la vía lentamente y las bocinas les alertan de los posibles atropellos.

Es difícil describir la sensación que trasmite este viaje adentrando en el corazón del Inca
El Río Urubamba nos acompaña durante el recorrido y su bravura y caudal va en incremento a medida que se le unen afluentes y cascadas de las impresionantes cumbres nevadas que lo protegen, ahora es pura selva y el paso debajo de las cornisas y cañones acongoja el alma ante semejante espectáculo.

Mientras, nos invitan a un mate de coca, y nos sugestionan el espíritu con música andina.

Aguas Calientes, es el punto de destino, un pueblo oasis en medio de la selva, autentico santuario de la antesala de la montaña vieja que significa Machu pichu, allí descubrimos otros encantos en las construcciones y la piña edificada de calles angostas y turísticas.

Ahora nos toca subir a la guagua que nos lleva después de escalar media hora a la estación de la ciudadela Inca. Una pista de tierra con el único tránsito de los buses de turistas, que suben y bajan a todas horas, es temprano y llegar arriba con poco bullicio nos facilita la información que nos ofrece nuestro guía Jorge.

Estar en la ciudadela es la realización del sueño de niños, como diría Merche, cuando le pedí un titular para esta crónica, es todo lo que hemos visto en enciclopedias, fotos y textos históricos, pero además es extraordinario semejante espectáculo de la mano de esta cultura indígena, Jorge nos trato de situar en todas las hipótesis que se barajan entorno a la construcción.

La adoración al sol se manifiesta en todos sus templos, conocían y veneraban al Dios sol y la diosa luna, es realmente imaginable las precisiones de las estaciones del año para la agricultura, para los años buenos de cosecha, para los equinoccios y solsticios, todo jeroglíficos con concisas explicaciones científicas y astronómicas

Es verdad, lo de la energía misteriosa que se palpa en la ciudadela, las cumbres impenetrables que circundan alrededor de este templo gigante, le hace más misterioso e incomprensible, sin duda patrimonio de la humanidad y que el gobierno peruano mima con tremendo cuidado para su conservación y trascendencia.

Volvemos a la estación de la guagua extasiados de placer e información, maravillados del milagro de palpar esta cultura y su genial obra en la ciudadela de machu picchu, bajamos a aguas calientes dormidos entre baches y curvas de tierra, para darnos un paseo por el pueblo, comer algo y visitar las fuentes termales.

Pronto rechinaban las vías del tren y el sonido característico de estos carros en funcionamiento otra vez el paisaje nos eleva nuestros sueños a palparlos en la realidad, a veces me preguntaba si era verdad este sentimiento atolondrado de altura y misterios.

Pudiera realzar más la grandeza de esta civilización si tuviera los conocimientos de un científico y la audacia de un palenteólogo, Pero me quedo con el sentimiento de satisfacción y ojos del viajero que a descubierto cuan pequeña la memoria y cuán grande la realidad.

A través de la ventana de la habitación del hotel, veo una familia compuesta por mujer y dos niños pequeños, uno de ellos el más pequeño colgado a la espalda no creo que tenga un año todavía, hace frío y un sentimiento de culpa me invade, probablemente ellos si están preparados para sobrevivir en condiciones extremas.


Mañana tenemos otra etapa de 40 kilómetros, seguimos descubriendo ruinas y especializando en cultura indígena, creo que realmente merece la pena acercarse a estos pueblos y conocer la historia y cultura y convivir con su folklore y esencia.